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    HISTORIA

Nací en Chicago, Illinois en el 1953. Cuando niño, mi padre Mike Acevedo Medina, un reconocido artista de la canción popular de la época, solía traer a nuestro hogar músicos para ensayar. Fue así que vine a conocer la guitarra por primera vez. Desde ese momento, quise tocar la guitarra. A los diez años de edad y acabado de llegar a Puerto Rico, mi padre me obsequió mi primera guitarra, la cual tocaba todos los días.


Cuando tenía doce años, mi padre me llevó a conocer a un vecino suyo quien tenía una guitarra que mi padre calificaba de extraordinaria. Aquel señor, un licenciado del cual no recuerdo su nombre, nos recibió y me pidió que me sentara en el sofá de su sala. Luego, con mucho cuidado, el señor sacó de su estuche esta hermosa guitarra, la colocó cuidadosamente sobre mi falda e inmediatamente me pidió que no me moviera del asiento. Me indicó que cuando yo terminara, lo debería llamar para remover el instrumento que me había dado a ver. Yo había comenzado a tocar la guitarra a los once años de edad.  Pulsé suavemente las cuerdas de aquel instrumento casi con temor y el sonido que salió fue mágico para mí. No podía comprender la procedencia de aquel sonido, pues mi única referencia de sonido era la guitarra que me había regalado mi padre.

 

Mi padre me decía: es una Velázquez, unos de los mejores fabricantes del mundo.  Aquel encuentro con aquella maravillosa guitarra nunca se me ha olvidado. Años más tarde, supe quién era Velázquez, constructor de aquel hermoso instrumento. Fue fabricada por nuestro legendario Don Manuel Velázquez, a quien conocí en la Universidad de Puerto Rico siendo yo estudiante del Departamento de Música cuando recibió un homenaje y doctorado honorífico. 

 

Me reencontré luego con Don Velázquez cuando el amigo Miguel Cubano visitó mi taller con Don Manuel. Siempre he agradecido ese gesto del músico y profesor Miguel Cubano.Mi interés en la fabricación de guitarras comenzó en 1976 mientras laboraba en una tienda de música haciendo reparaciones y ajustes menores. Fabriqué la primera guitarra en 1978. Desde entonces, he estado en la búsqueda de aquel encuentro mágico con el sonido. Cada vez que fabricó un instrumento es un poco un misterio. Algunos de los instrumentos que he fabricado me han enseñado que el camino que he tomado no es el correcto. Otros me guían al encuentro con la experiencia mágica de la belleza de sonido de la guitarra.
 

Agradezco a mi mentor y gran amigo Don Jorge Santiago Mendoza, quien fuera de gran inspiración en mi vida como fabricante de instrumentos y en otras áreas del conocimiento.

 

Siempre me esfuerzo para reproducir ese sonido mágico que experimenté cuando era un niño.

 

Miguel Acevedo Flores

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